Área: Prácticas del Lenguaje.
Grado: 5º A, B y C
Docentes: Soledad, Nélida y Zenón.
FAMILIA : ¡ ES NUESTRO DESEO QUE SE ENCUENTREN MUY BIEN!!!
SEGUIMOS TRABAJANDO JUNTOS , SABEN QUE CUENTAN CON NUESTRAS ORIENTACIONES PARA REALIZAR LA ACTIVIDADES PROPUESTAS.
ABRAZOS VIRTUALES.
CUENTO : La Gama Ciega de Cuentos de la Selva.
Autor: Horacio Quiroga.
Actividad Nº 1.
Escucha
y mirá atentamente el cuento.
PUEDEN RELEER EL
CUENTO.
LA GAMA CIEGA
(Cuentos de la selva, 1918)
Había una vez un venado —una gama— que tuvo
dos hijos mellizos, cosa rara entre los venados. Un gato montés se comió a uno
de ellos, y quedó sólo la hembra. Las otras gamas, que la querían mucho, le
hacían siempre cosquillas en los costados.
Su madre le hacía repetir todas las
mañanas, al rayar el día, la oración de los venados. Y dice así:
I. Hay que oler bien primero las
hojas antes de comerlas, porque algunas son venenosas.
II. Hay que mirar bien el río y
quedarse quieto antes de bajar a beber, para estar seguro de que no hay
yacarés.
III. Cada media hora hay que
levantar bien alto la cabeza y oler el viento, para sentir el olor del tigre.
IV. Cuando se come pasto del
suelo hay que mirar siempre antes los yuyos, para ver si hay víboras.
Este es el padrenuestro de los venados
chicos. Cuando la gamita lo hubo aprendido bien, su madre la dejó andar sola.
Una tarde, sin embargo, mientras la
gamita recorría el monte comiendo las hojitas tiernas, vio de pronto ante ella,
en el hueco de un árbol que estaba podrido, muchas bolitas juntas que colgaban.
Tenían un color oscuro, como el de las pizarras.
¿Qué sería? Ella tenía también un poco
de miedo, pero como era muy traviesa, dio un cabezazo a aquellas cosas, y
disparó.
Vio entonces que las bolitas se
habían rajado, y que caían gotas. Habían salido también muchas mosquitas rubias
de cintura muy fina, que caminaban apuradas por encima.
La gama se acercó, y las mosquitas no
la picaron. Despacito, entonces, muy despacito, probó una gota con la punta de
la lengua, y se relamió con gran placer: aquellas gotas eran miel, y miel
riquísima porque las bolas de color pizarra eran una colmena de abejitas que no
picaban porque no tenían aguijón. Hay abejas así.
En dos minutos la gamita se tomó toda
la miel, y loca de contenta fue a contarle a su mamá. Pero la mamá la reprendió
seriamente. —Ten mucho cuidado, mi hija —le dijo—, con los nidos de abejas. La
miel es una cosa muy rica, pero es muy peligroso ir a sacarla. Nunca te metas
con los nidos que veas.
La gamita gritó contenta: —¡Pero no
pican, mamá! Los tábanos y las uras sí pican; las abejas, no.
—Estás equivocada, mi hija —continuó
la madre—. Hoy has tenido suerte, nada más. Hay abejas y avispas muy malas.
Cuidado, mi hija, porque me vas a dar un gran disgusto.
—¡Sí, mamá! ¡Sí, mamá! —respondió la
gamita. Pero lo primero que hizo a la mañana siguiente, fue seguir los senderos
que habían abierto los hombres en el monte, para ver con más facilidad los
nidos de abejas.
Hasta que al fin halló uno. Esta vez
el nido tenía abejas oscuras, con una fajita amarilla en la cintura, que
caminaban por encima del nido. El nido también era distinto; pero la gamita
pensó que, puesto que estas abejas eran más grandes, la miel debía ser más
rica.
Se acordó asimismo de la recomendación
de su mamá; mas, creyó que su mamá exageraba, como exageraban siempre las
madres de las gamitas. Entonces le dio un gran cabezazo al nido.
¡Ojalá nunca lo hubiera hecho!
Salieron en seguida cientos de avispas, miles de avispas que le picaron en todo
el cuerpo, le llenaron todo el cuerpo de picaduras, en la cabeza, en la
barriga, en la cola; y lo que es mucho peor, en los mismos ojos. La picaron más
de diez en los ojos.
La gamita, loca de dolor corrió y
corrió gritando, hasta que de repente tuvo que pararse porque no veía más:
estaba ciega, ciega del todo.
Los ojos se le habían hinchado
enormemente, y no veía más. Se quedó quieta entonces, temblando de dolor y de
miedo, y sólo podía llorar desesperadamente.
—¡Mamá!... ¡Mamá!...
Su madre, que había salido a buscarla,
porque tardaba mucho, la halló al fin, y se desesperó también con su gamita que
estaba ciega. La llevó paso a paso hasta su cubil con la cabeza de su hija
recostada en su pescuezo, y los bichos del monte que encontraban en el camino,
se acercaban todos a mirar los ojos de la infeliz gamita.
La madre no sabía qué hacer. ¿Qué
remedios podía hacerle ella? Ella sabía bien que en el pueblo que estaba del
otro lado del monte vivía un hombre que tenía remedios. El hombre era cazador,
y cazaba también venados, pero era un hombre bueno.
La madre tenía miedo, sin embargo, de
llevar a su hija a un hombre que cazaba gamas. Como estaba desesperada se
decidió a hacerlo. Pero antes quiso ir a pedir una carta de recomendación al
oso hormiguero, que era gran amigo del hombre.
Salió, pues, después de dejar a la
gamita bien oculta, y atravesó corriendo el monte, donde el tigre casi la
alcanza. Cuando llegó a la guarida de su amigo, no podía dar un paso más de
cansancio.
Este amigo era, como se ha dicho, un
oso hormiguero; pero era de una especie pequeña, cuyos individuos tienen un
color amarillo, y por encima del color amarillo una especie de camiseta negra
sujeta por dos cintas que pasan por encima de los hombros. Tienen también la
cola prensil porque viven siempre en los árboles, y se cuelgan de la cola.
¿De dónde provenía la amistad estrecha
entre el oso hormiguero y el cazador? Nadie lo sabía en el monte; pero alguna
vez ha de llegar el motivo a nuestros oídos.
La pobre madre, pues, llegó hasta el
cubil del oso hormiguero.
—¡Tan!, ¡tan!, ¡tan! —llamó jadeante.
—¿Quién es? —respondió el oso
hormiguero.
—¡Soy yo, la gama!
—¡Ah, bueno! ¿Qué quiere la gama?
—Vengo a pedirle una tarjeta de
recomendación para el cazador. La gamita, mi hija, está ciega.
—¿Ah, la gamita? —le respondió el oso
hormiguero—. Es una buena persona. Si es por ella, sí le doy lo que quiere.
Pero no necesita nada escrito... Muéstrele esto, y la atenderá.
Y con el extremo de la cola, el oso
hormiguero le extendió a la gama una cabeza seca de víbora, completamente seca,
que tenía aún los colmillos venenosos.
—Muéstrele esto —dijo aún el comedor de
hormigas—. No se precisa más.
—¡Gracias, oso hormiguero! —respondió
contenta la gama—. Usted también es una buena persona.
Y salió corriendo, porque era muy
tarde y pronto iba a amanecer.
AI pasar por su cubil recogió a su hija,
que se quejaba siempre, y juntas llegaron por fin al pueblo, donde tuvieron que
caminar muy despacito y arrimarse a las paredes, para que los perros no las
sintieran. Ya estaban ante la puerta del cazador.
—¡Tan!, ¡tan!, ¡tan! —golpearon.
—¿Qué hay? —respondió una voz de
hombre, desde adentro. —¡Somos las gamas!... ¡TENEMOS LA CABEZA DE VÍBORA!
La madre se apuró a decir esto, para
que el hombre supiera bien que ellas eran amigas del oso hormiguero.
—¡Ah, ah! —dijo el hombre, abriendo la
puerta—. ¿Qué pasa?
—Venimos para que cure a mi hija, la
gamita, que está ciega.
Y contó al cazador toda la
historia de las abejas.
—¡Hum!... Vamos a ver qué tiene esta
señorita —dijo el cazador. Y volviendo a entrar en la casa, salió de nuevo con
una sillita alta, e hizo sentar en ella a la gamita para poderle ver bien los
ojos sin agacharse mucho. Le examinó así los ojos, bien de cerca con un vidrio
redondo muy grande, mientras la mamá alumbraba con el farol de viento colgado
de su cuello.
—Esto no es gran cosa —dijo por fin
el cazador, ayudando a bajar a la gamita—. Pero hay que tener mucha paciencia.
Póngale esta pomada en los ojos todas las noches, y téngale veinte días en la
oscuridad. Después póngale estos lentes amarillos, y se curará.
—¡Muchas gracias, cazador! —respondió
la madre, muy contenta y agradecida—. ¿Cuánto le debo?
—No es nada —respondió sonriendo el
cazador—. Pero tenga mucho cuidado con los perros, porque en la otra cuadra
vive precisamente un hombre que tiene perros para seguir el rastro de los
venados.
Las gamas tuvieron gran miedo; apenas
pisaban, y se detenían a cada momento. Y con todo, los perros las olfatearon y
las corrieron media legua dentro del monte. Corrían por una picada muy ancha, y
delante la gamita iba balando.
Tal como lo dijo el cazador se
efectuó la curación. Pero sólo la gama supo cuánto le costó tener encerrada a
la gamita en el hueco de un gran árbol, durante veinte días interminables.
Adentro no se veía nada. Por fin una mañana la madre apartó con la cabeza el
gran montón de ramas que había arrimado al hueco del árbol para que no entrara
luz, y la gamita, con sus lentes amarillos, salió corriendo y gritando:
—¡Veo, mamá! ¡Ya veo todo!
Y la gama, recostando la cabeza en una
rama, lloraba también de alegría, al ver curada su gamita.
Y se curó del todo. Pero aunque
curada, y sana y contenta, la gamita tenía un secreto que la entristecía. Y el
secreto era éste: ella quería a toda costa pagarle al hombre que tan bueno
había sido con ella y no sabia cómo.
Hasta que un día creyó haber
encontrado el medio. Se puso a recorrer la orilla de las lagunas y bañados
buscando plumas de garza para llevarle al cazador. El cazador, por su parte, se
acordaba a veces de aquella gamita ciega que él había curado.
Y una noche de lluvia estaba el hombre
leyendo en su cuarto, muy contento porque acababa de componer el techo de paja,
que ahora no se llovía más; estaba leyendo cuando oyó que llamaban. Abrió la
puerta, y vio a la gamita que le traía un atadito, un plumerito todo mojado de
plumas de garza.
El cazador se puso a reír, y la
gamita, avergonzada porque creía que el cazador se reía de su pobre regalo, se
fue muy triste. Buscó entonces plumas muy grandes, bien secas y limpias, y una
semana después volvió con ellas; y esta vez el hombre, que se había reído la
vez anterior de cariño, no se rió esta vez porque la gamita no comprendía la
risa. Pero en cambio le regaló un tubo de tacuara lleno de miel, que la gamita
tomó loca de contento.
Desde entonces la gamita y el cazador
fueron grandes amigos. Ella se empeñaba siempre en llevarle plumas de garza que
valen mucho dinero, y se quedaba las horas charlando con el hombre. Él ponía
siempre en la mesa un jarro enlozado lleno de miel, y arrimaba la sillita alta
para su amiga. A veces le daba también cigarros que las gamas comen con gran
gusto, y no les hacen mal. Pasaban así el tiempo, mirando la llama, porque el
hombre tenía una estufa de leña mientras afuera el viento y la lluvia sacudían
el alero de paja del rancho.
Por temor a los perros, la gamita no
iba sino en las noches de tormenta. Y cuando caía la tarde y empezaba a llover,
el cazador colocaba en la mesa el jarrito con miel y la servilleta, mientras él
tomaba café y leía, esperando en la puerta el ¡tan-tan! bien conocido de su
amiga la gamita
Actividad Nº 2.
COPIA EN LA CARPETA LA OPCIÓN CORRECTA
El cuento trata de:
A)
Una gama muy desobediente.
B)
Una gama
tuvo mellizo.
C)
Una gama que quedo ciega por desobediente.
D)
Una gama
muy inquieta.
LA GAMA CIEGA ERA:
a)
Muy inquieta y obediente.
b)
Muy desobediente e inquieta.
c)
Muy mal
genio y amistosa.
Actividad Nº 3.
Ordena los hechos según lo ocurrieron en
el cuento:
- La gamita por fin pudo ver.
- La gamita desobediente se metió a comer miel.
- Está era una gamita muy golosa que le gustaba la miel.
- Su mamá le aconsejo que no sacara la miel pues las abejas la picarían.
- La gamita quedo ciega con la picadura de las abejas.
Actividad Nº 4.
Escribí como ella se sintió agradecida por
haber sido curada
ActividadN°5
¿Escribí la enseñanza
que te dejo este cuento?
Área: Matemática
Grado: 5º A, B y C.
Tema :CRUCI-CUENTAS.
Completa el
cruci-cuentas de acuerdo a lo que indica cada punto.
Por ejemplo: horizontal 1. 6086
Por ejemplo: horizontal 1. 6086
ACTIVIDAD N°2:
TORBELLINO DE IDEAS
TORBELLINO DE IDEAS
Comienza cada secuencia por el número 50 del centro (¡No
vale hacer trampa!!: sólo con la mente!). Para completar este torbellino de
cálculos mentales debes resolver las operaciones indicadas y completar.
Área: Ciencias Naturales.
Grado: 5to A, B y C
Grado: 5to A, B y C
Actividad
N°1
Lee atentamente el texto
informativo: El venado
Podes entrar al link:
Históricamente,
por su amplia distribución en los pastizales sudamericanos, el Venado de las
Pampas fue identificado como una de las especies emblemáticas o bandera de las
Pampas.
Para comienzos del
siglo XIX, los venados podían contabilizarse por millones en nuestro país,
mientras que hoy sólo restan alrededor de 2.000 individuos en la argentina
dispersos en pequeñas poblaciones.
En la actualidad, el Venado de las Pampas se encuentra en
serio peligro de extinción. La pérdida y degradación de los pastizales
pampeanos debido a las prácticas agrícolas y ganaderas, y el ingreso de
enfermedades con el ganado vacuno, junto con la caza por su cuero y carne,
fueron los principales factores que causaron su fuerte reducción en los últimos
200 años y lo llevaron a su situación actual de especie “En Peligro” de
extinción.
Actualmente, se lo puede encontrar en cuatro provincias: en
la Bahía Samborombón en Buenos Aires, en el centro-sur de San Luis, en
Corrientes en los campos del Aguapey y los Esteros del Iberá, y en el norte de
la provincia de Santa Fe en los Bajos Su meridionales. Estos sitios fueron
señalados como Áreas Valiosas de Pastizal en la identificación de zonas de
pastizales en buen estado de conservación realizada por Vida Silvestre, lo que
señala el valor adicional de la especie como indicadora de pastizales naturales
bien conservados.
La última población de la provincia de Buenos Aires está
seriamente amenazada. Hoy quedan apenas 150 Venados de las Pampas en la Bahía
Samborombón. Estamos ante la urgencia de actuar ya para salvar a los últimos
venados bonaerenses.
Estudios recientes de científicos de la Universidad de
Buenos Aires apoyados por Vida Silvestre señalan que la población viene
disminuyendo a una tasa del 4% anual en los últimos 30 años, transitando el
camino hacia su extinción. Entre las principales razones de esta situación se
encuentra la pérdida de hábitat para la especie por la presión agropecuaria y
por el cambio climático que afecta la Bahía Samborombón.
Características físicas
Cuando están de pie, los venados pueden medir casi metro y
medio de altura. Su peso oscila entre los 40 y 200 kilos. Los machos son los
únicos que tienen cuernos, menos el ciervo acuático chino, que tiene colmillos.
No obstante, en el caso de los renos, ambos sexos desarrollan cornamenta.
Los venados son de patas extensas y delgadas, con dos
pezuñas en cada una. Su cabeza es larga y fina, parecida a la de los caballos.
Sus orejas están formadas por muchos músculos, por lo que
pueden moverlas sin tener que girar la cabeza o el cuerpo. Sus ojos están
ubicados a cada lado de la cabeza, y le permiten observar el paisaje con una
visión de 310 grados.
Tienen un pelaje liso que se les cae en el verano, para dar
paso a uno más grueso y abundante que lo protege del frío durante el invierno.
Los venados jóvenes o cervatillos tienen manchas en su cuerpo, que se van
borrando cuando pasan los cuatro meses de edad.
La ornamenta
Estos animales nacen con cuatro dientes, y al año y medio ya
tienen la dentadura completa. La edad de los venados jóvenes se puede calcular
por el número de piezas dentales que poseen.
Actividad Nº 2.
Árma la ficha con los datos dados en el texto.
NOMBRE DEL ANIMAL
|
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
|
ALIMENTACIÓN
|
Tema: Día Internacional del Trabajador
Actividad
Miramos el vídeo sobre el día del trabajador.
Lectura del texto informativo sobre el Día del
Trabajador.
1ºDE MAYO DE 1886 COMENZÓ EN CHICAGO UN MOVIMIENTO EN
RECLAMO DE LAS OCHO HORAS DE TRABAJO. LA MANIFESTACIÓN FUE BRUTALMENTE
REPRIMIDA Y TERMINÓ CON LA EJECUCIÓN DE CUATRO TRABAJADORES ANARQUISTAS,
AHORCADOS TRAS UN PROCESO IRREGULAR EL 11 DE NOVIEMBRE DE 1887. EN 1889, LA
SEGUNDA INTERNACIONAL DECIDIÓ INSTITUIR EL PRIMERO DE MAYO COMO JORNADA DE
LUCHA PARA PERPETUAR LA MEMORIA DE LOS TRABAJADORES QUE MURIERON LUCHANDO POR
UNA JORNADA DE OCHO HORAS. EN EL PAÍS, LA PRIMERA CONMEMORACIÓN TUVO LUGAR EL
1º DE MAYO DE 1890. A CONTINUACIÓN, REPRODUCIMOS UN ARTÍCULO DE LA REVISTA
PANORAMA, PUBLICADO EN MAYO DE 1970, DONDE OSCAR TRONCOSO RECORRE MÁS DE 70
AÑOS DE LUCHAS OBRERAS EN LA HISTORIA ARGENTINA.
.
LEO Y RESPONDO
1)
¿Qué reclamaron los obreros de Chicago?
2)
¿Qué
relación hay entre los obreros de Chicago y del Día del Trabajador?
3)
¿Por qué es importante trabajar?
4)
¿Por qué se recuerda el Día del Trabajador ?
C. SOCIALES
EL HUNDIMIENTO DEL ARA GENERAL BELGRANO.
OBSERVAMOS IMÁGENES DEL HUNDIMIENTO DEL ARA GENERAL BELGRANO.
Trabajamos en familia
LEO Y RESPONDO:
1) ¿Qué tipo de gobierno había en la Argentina en 1.982?
2) ¿Quién estaba al mando en la guerra de Malvinas?
3) ¿Cuál fue el principal motivo de la guerra de Malvinas?
3) ¿Cuál fue el principal motivo de la guerra de Malvinas?
4) ¿ Qué significa que el crucero general Belgrano fue atacado
fuera de la zona de exclusión de la guerra de Malvinas?
5)
Podemos preguntar algún familiar que estuvo haciendo ese día de este suceso
histórico. abuelo, ¿qué hiciste en la dictadura?
Recordamos:
Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas.
Hoy 2 de abril no pudimos dejar de recordar a nuestros soldados aquellos que
defendieron con sus vidas los derechos argentinos legítimos sobre nuestras
Islas Malvinas. Recordamos que un día como hoy hace 38 años, cuando muchos de ellos
tenían apenas 18 años, el gobierno decidió entrar en guerra con Inglaterra, que
desde hace muchos años tiene usurpada las islas.
ESCUCHAMOS LA CANCIÓN: MARCHA DE LAS MALVINAS
Reflexionar sobre el contenido.
Actividad Nº1
Realiza
una carta de agradecimiento para los Héroes de Malvinas.
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